Safo (c. 600-? a.C.)
De ella dijo Platón que era la décima musa (¡ahí es nada!). Seguramente deberíamos haber iniciado la sección dedicada a las sirenas con su nombre, al menos es l a primera autora que nos encontramos en la tradición occidental. Sabemos pocas cosas de ella y algunas leyendas que vaya usted a saber... Parece ser que su cuna era noble y fue contemporánea (y dicen que hasta amante) de Alceo. Desconocemos la fecha de su muerte, aunque por los poemas que conservamos en los que habla de sí misma, la contemplamos como una dama de vida tranquila y apacible reflexionando sobre la fugacidad con prudencia, entereza y nostalgia
La breve obra que nos ha llegado parece que fue gestada en un entorno femenino pues compuso odas nupciales para un grupo de mujeres jóvenes que se desposaban. Anacreonte afirmaba que mantenía una relación amorosa con ellas y de ahí que usemos los términos lesbianismo y safismo para aludir a la homosexualidad femenina.
Tenemos datos que nos hablan de una obra extensa que abarcaba libros de odas, canciones de boda o epitalamios, elegías o himnos, pero desgraciadamente tan sólo hemos conservado de ella algunos fragmentos muy hermosos, eso sí, con una enorme perfección en la forma y una intensidad y emoción muy destacables. A continuación os dejo algunos de estos bellísimos restos salvados de las aguas del olvido.
De ella dijo Platón que era la décima musa (¡ahí es nada!). Seguramente deberíamos haber iniciado la sección dedicada a las sirenas con su nombre, al menos es l a primera autora que nos encontramos en la tradición occidental. Sabemos pocas cosas de ella y algunas leyendas que vaya usted a saber... Parece ser que su cuna era noble y fue contemporánea (y dicen que hasta amante) de Alceo. Desconocemos la fecha de su muerte, aunque por los poemas que conservamos en los que habla de sí misma, la contemplamos como una dama de vida tranquila y apacible reflexionando sobre la fugacidad con prudencia, entereza y nostalgia
La breve obra que nos ha llegado parece que fue gestada en un entorno femenino pues compuso odas nupciales para un grupo de mujeres jóvenes que se desposaban. Anacreonte afirmaba que mantenía una relación amorosa con ellas y de ahí que usemos los términos lesbianismo y safismo para aludir a la homosexualidad femenina.
Tenemos datos que nos hablan de una obra extensa que abarcaba libros de odas, canciones de boda o epitalamios, elegías o himnos, pero desgraciadamente tan sólo hemos conservado de ella algunos fragmentos muy hermosos, eso sí, con una enorme perfección en la forma y una intensidad y emoción muy destacables. A continuación os dejo algunos de estos bellísimos restos salvados de las aguas del olvido.
Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.
A Una Amada
Paréceme a mí que es igual a los dioses el mortal que se sienta frente a tí, y desde tan cerca te oye hablar dulcemente y sonreír de esa manera tan encantadora.
El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho. Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye en seguida por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta...
Soledad a Media Noche
Se han puesto ya la luna y las pléyades. Es media noche. Pasa el tiempo. Y yo sigo durmiendo sola.
En la Distancia
De veras, quisiera morirme. Al despedirse de mí llorando, me musitó las siguientes palabras: "Amada Safo, negra suerte la mía. De verdad que me da mucha pena tener que dejarte." Y yo le respondí: "Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí, porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado. Y si no, quiero recordarte lo que tu olvidas: cuantas horas felices hemos pasado juntas. Han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán y de ramos de aneldo, que junto a mí te ceñiste. Han sido muchos los collares que colgaste de tu delicado cuello, tejidos de flores fragantes por nuestras manos. Han sido muchas las veces que derramaste bálsamo de mirra y un ungüento regio sobre mi cabeza."
Cuasi Ventus
Amor ha agitado mis entrañas como el huracán que sacude monte abajo las encinas. Viniste. Hiciste bien. Yo te estaba aguardando. Has prendido fuego a mi corazón, que se abrasa de deseo.
Una Amada Ausente
Te igualaba a una diosa insigne, y tú te embelesabas con su canto como con otro ninguno. Pero se fue, y ahora sobresale entre las damas lidias lo mismo que la luna de rosados dedos eclipsa todas las estrellas una vez puesto el sol. Y su brillo baña de plata el mar salobre, e ilumina las campiñas floridas, donde ha caído el rocío y han brotado las rosas, el tierno perifollo, las dulces flores del trébol.
Mas en el ajetreo de su nueva vida no deja de añorar el cariño de su amada Atis, y en el pecho le duele de nostalgia el corazón.
Un Epigrama
Estas son las cenizas de Timade. Muertas antes de la boda, fue a parar al oscuro tálamo de Perséfone. Y una vez que ella pereció, con un acero recién afilado, todas sus compañeras colocaron aquí como ofrenda la graciosa cabellera de sus cabezas.
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