miércoles, 30 de noviembre de 2011

UN CRUCERO POR EL MEDITERRÁNEO

Os dejo un scribd muy bien diseñado para que podáis repasar el tema que acabamos de abordar en clase y que recoge lo esencial de los temas y autores que conforman la literatura clásica. Se trata de un documento que puede ser útil para preparar el control de diciembre y que servirá de complemento al material que manejamos en el aula. Un bonito premio por haberme soportado durante estos primeros meses de curso.

Literatura clásica

miércoles, 16 de noviembre de 2011

TODO LO QUE TENGO LO LLEVO CONMIGO





Escribíamos ayer sobre la literatura autobiográfica y testimonial que nos han legado aquellos escritores que habían pasado por los campos de trabajo estalinistas o de exterminio nazis. Herta Müller (1953) tuvo la fortuna de no estar allí, pero no así su madre que pertenecía a la minoría alemana establecida en Rumanía, una de las cien mil personas que sufrieron durante cinco larguísimos años la deportación a un campo de trabajo en Ucrania, en 1945. Un contingente de unos 100.000 rumanos de origen alemán fueron transportados, como si se tratase de un enorme botín de guerra en vagones de ganado, hacia el Este. Vivieron en condiciones calamitosas realizando trabajos extenuantes en minas de carbón, en la construcción o las granjas colectivas. Sin comida, trabajando a la intemperie y sufriendo todo tipo de infecciones y enfermedades, muchos murieron y de entre los que sobrevivieron para volver y contarlo, otros tantos lo hicieron mutilados o enfermos crónicos.
Un de esos supervivientes fue el poeta Oskar Pastior sin cuya colaboración el libro que comentamos no habría visto la luz. Cuenta Herta Müller que el libro nació de las conversaciones que mantuvo con él y que algunos de las poéticas imágenes y términos que leemos (“el ángel del hambre” o “el tiempo de piel y huesos”) tienen su autoría. “Trabajamos juntos el relato de los hechos, pero de pronto Oskar murió y sentí un vacío tremendo. Abandoné las notas y las dejé a un lado. Algunos años después, las retomé y me enfrenté al libro sola. Lo hice por Oskar Pastior, él lo habría querido” confiesa la autora.
Esta es la génesis de Todo lo que tengo lo llevo conmigo, y podéis imaginar el contenido, pero aunque el dolor, el hambre, la humillación o la enfermedad sean protagonistas, también se abre paso la solidaridad y la belleza con una fuerza inusitada que emerge del ímpetu irrefrenable de la vida que no se entrega a la desesperanza, que no baja los brazos, que no renuncia a una victoria sobre la muerte.
La escritura de Herta Müller siempre ha denunciado a los perseguidos y oprimidos porque también ella sufrió los desmanes del régimen del dictador Ceacescu. Estudió filología germánica y rumana en Timisoara y ejerció de traductora técnica en una fábrica hasta que fue despedida por no cooperar con la policía secreta comunista. Después trabajó en una guardería e impartiendo clases de alemán. Su primer libro de cuentos En tierras bajas (1982) le reportó más problemas en su país por lo que tuvo que emigrar a Alemania con su marido, el también novelista Richard Wagner, donde ha fijado su residencia. Algunos de sus libros son El ser humano es un gran faisán en el mundo (1986), La piel de zorro (1992) o La bestia del corazón (1994); en todos ellos ha seguido haciéndose eco de los oprimidos y de la situación de los exiliados. La lista de reconocimientos es larga, pero la más sonora fue la concesión del Premio Nobel en 2009, según la Academia Sueca por “su capacidad para describir con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, el paisaje de los poseídos”.

martes, 15 de noviembre de 2011

KOLIMÁ O LA LECTURA ENTENDIDA COMO UNA ACTIVIDAD DE ALTO RIESGO


























El siglo que hemos dejado atrás nos ha legado la mayor revolución tecnológica y los avances más rutilantes de la historia, sí, pero también las páginas más negras. Creo que todos estaremos de acuerdo en que, cuantitativamente, los mayores crímenes se cometieron en los campos de exterminio nazi y en los famosos campos de trabajo (los gulags) estalinistas. Los diferentes testimonios de aquellas masacres configuran un patrimonio que debemos recordar siempre, pues sólo la memoria nos dará una oportunidad para no repetir parecidos desmanes. De aquellos horrores han nacido libros testimoniales y también relatos doblemente memorables que parecen escritos para desafiar al olvido (citemos apresuradamente los normbres de, entre otros, Primo Levi, Hannah Arendt, Imre Kertéz, Vasily Grossman, Alexander Solzhenistyn o Jorge Semprún) . En este doloroso lugar de la memoria están, y estarán siempre, los relatos de Kolimá.
Varlam Shalámov (1907-1982) estuvo confinado nada menos que 18 años en los campos de trabajo estalinistas por sus ideas cercanas al pensamiento de Trosky. Fue al comenzar la gran purga de 1937 cuando llegó a Kolimá, “la tierra de la muerte blanca” donde tuvo que soportar, como todos los deportados, unas condiciones infrahumanas trabajando en las minas hasta contraer el tifus. Intentó varias veces la fuga y no hubiese regresado de allí jamás si un médico recluso no le hubiese prestado su ayuda ofreciéndole un puesto de ayudante en el hospital del campo. Gracias a ese trabajo de practicante sobrevivió y llegó a ser liberado en 1953 y rehabilitado tres años más tarde. Shalámov es autor de una extensa obra poética y ensayística, pero su obra fundamental son estos relatos que fueron publicados íntegros por primera vez en 1978 (¡!) en Londres (¡!).
Pasar una temporada en Kolimá es vivir en el infierno a más de cuarenta grados bajo cero y leer se convierte en una dolorosa experiencia porque no podemos dejar de sentir esa debilidad, el hambre, el frío y la desesperación de los personajes van asomando a sus páginas. Lo más sorprendente es que su autor jamás recurre al patetismo, no carga nunca las tintas y acaba ofreciéndonos un espectáculo espantoso desde una extraña objetividad que provoca un mayor dolor, una profunda rabia contenida.
Por suerte para nosotros, estos cuentos se publican por vez primera traducidos al castellano y los alumnos de los institutos rusos estudian su literatura y su historia a través de los agudos y asombrados ojos de Shalámov. Justicia poética.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Velocidad de los jardines (fragmento)



"(...) En mi infancia llueve siempre. Yo camino hacia el colegio de la mano de mamá, y estoy temblando. Como a toda prisa para llegar a tiempo a clase y vomito entre dos autos. Hay un buzón absurdo en la esquina que recuerda mucho un cumpleaños.
De pequeño soy Julio Verne. Mi soledad y mi cuarto se van poblando de mástiles y planisferios, de planetas sumergidos y resacas, de maderas encalladas. En mi escritorio suceden furiosísimos motines, naufragan los batiscafos, mi cama es una isla que se desplaza. El correo del zar cruza la estepa, no hay tiempo, van a matarlo, y la primera comunión, estarás contento, ya está tan cerca.
(...) El capitán Nemo estará luchando en la sala de máquinas, la profesora de francés que tuve en 5º curso beberá su leche cada tarde, un astro entra en mutación y el cielo se interrumpe. Una pupila se esconde tras un párpado, y hay un vago pugilato de sombras sobre mi almohada. Y después nada, el silencio. La exquisita elocuencia del silencio".

El canto de las sirenas (II): Safo

Safo y Alceo, Alma Tadema, 1881

Safo (c. 600-? a.C.)
De ella dijo Platón que era la décima musa (¡ahí es nada!). Seguramente deberíamos haber iniciado la sección dedicada a las sirenas con su nombre, al menos es l a primera autora que nos encontramos en la tradición occidental. Sabemos pocas cosas de ella y algunas leyendas que vaya usted a saber... Parece ser que su cuna era noble y fue contemporánea (y dicen que hasta amante) de Alceo. Desconocemos la fecha de su muerte, aunque por los poemas que conservamos en los que habla de sí misma, la contemplamos como una dama de vida tranquila y apacible reflexionando sobre la fugacidad con prudencia, entereza y nostalgia
La breve obra que nos ha llegado parece que fue gestada en un entorno femenino pues compuso odas nupciales para un grupo de mujeres jóvenes que se desposaban. Anacreonte afirmaba que mantenía una relación amorosa con ellas y de ahí que usemos los términos lesbianismo y safismo para aludir a la homosexualidad femenina.
Tenemos datos que nos hablan de una obra extensa que abarcaba libros de odas, canciones de boda o epitalamios, elegías o himnos, pero desgraciadamente tan sólo hemos conservado de ella algunos fragmentos muy hermosos, eso sí, con una enorme perfección en la forma y una intensidad y emoción muy destacables. A continuación os dejo algunos de estos bellísimos restos salvados de las aguas del olvido.


Igual parece a los eternos Dioses
quien logra verse frente a ti sentado.
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!
A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte; ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir, y rota
Calla la lengua.
Fuego sutil dentro de mi cuerpo todo
Presto discurre; los inciertos ojos
Vagan sin rumbo; los oídos hacen
Ronco zumbido.
Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.

A Una Amada
Paréceme a mí que es igual a los dioses el mortal que se sienta frente a tí, y desde tan cerca te oye hablar dulcemente y sonreír de esa manera tan encantadora.
El espectáculo derrite mi corazón dentro del pecho. Apenas te veo así un instante, me quedo sin voz. Se me traba la lengua. Un fuego penetrante fluye en seguida por debajo de mi piel. No ven nada mis ojos y empiezan a zumbarme los oídos. Me cae a raudales el sudor. Tiembla mi cuerpo entero. Me vuelvo más verde que la hierba. Quedo desfallecida y es todo mi aspecto el de una muerta...

Soledad a Media Noche
Se han puesto ya la luna y las pléyades. Es media noche. Pasa el tiempo. Y yo sigo durmiendo sola.

En la Distancia
De veras, quisiera morirme. Al despedirse de mí llorando, me musitó las siguientes palabras: "Amada Safo, negra suerte la mía. De verdad que me da mucha pena tener que dejarte." Y yo le respondí: "Vete tranquila. Procura no olvidarte de mí, porque bien sabes que yo siempre estaré a tu lado. Y si no, quiero recordarte lo que tu olvidas: cuantas horas felices hemos pasado juntas. Han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán y de ramos de aneldo, que junto a mí te ceñiste. Han sido muchos los collares que colgaste de tu delicado cuello, tejidos de flores fragantes por nuestras manos. Han sido muchas las veces que derramaste bálsamo de mirra y un ungüento regio sobre mi cabeza."



Cuasi Ventus
Amor ha agitado mis entrañas como el huracán que sacude monte abajo las encinas. Viniste. Hiciste bien. Yo te estaba aguardando. Has prendido fuego a mi corazón, que se abrasa de deseo.


Una Amada Ausente
Te igualaba a una diosa insigne, y tú te embelesabas con su canto como con otro ninguno. Pero se fue, y ahora sobresale entre las damas lidias lo mismo que la luna de rosados dedos eclipsa todas las estrellas una vez puesto el sol. Y su brillo baña de plata el mar salobre, e ilumina las campiñas floridas, donde ha caído el rocío y han brotado las rosas, el tierno perifollo, las dulces flores del trébol.
Mas en el ajetreo de su nueva vida no deja de añorar el cariño de su amada Atis, y en el pecho le duele de nostalgia el corazón.

Un Epigrama
Estas son las cenizas de Timade. Muertas antes de la boda, fue a parar al oscuro tálamo de Perséfone. Y una vez que ella pereció, con un acero recién afilado, todas sus compañeras colocaron aquí como ofrenda la graciosa cabellera de sus cabezas.