domingo, 25 de septiembre de 2011

EL HOMBRE QUE AMABA LAS ISLAS






El hombre que amaba las islas es un libro que no se olvida fácilmente. Su autor, D.H. Lawrence, escandalizó con sus novelas a la sociedad inglesa de su tiempo, siempre tan puritana e hipócrita que llegó a prohibir sus libros libros hasta 1960 (no es broma, no).

No les falta razón a quienes han calificado a Lawrence como un profeta o un místico. En sus escritos siempre hay una radical reivindicación de lo natural y lo original, una feroz defensa del instinto y en la fuerza del erotismo como forma de conocimiento y de identificación con el cosmos.

El libro contiene tres magníficos relatos. La mujer que se alejó a caballo cuenta la historia de una norteamericana intrépida abandona a su familia en busca de emociones fuertes, del misterio antiguo y salvaje de los indios chilchui.

El gallo huido, escrito poco antes de su muerte, es una revisión de la resurrección de un Cristo que, tras su muerte y resurrección, carece de la fuerza y la convicción necesaria para llevar a cabo su papel de salvador.

El hombre que amaba las islas, el último, el que da título al volumen y el que hemos elegido para leer en clase, es un desasosegante relato planteado como un cuento de hadas, una alegoría de los peligros que acechan al hombre cuando se aisla del mundo.

Lawrence, además de detractores, ha influido poderosamente en grandes escritores de su siglo: Auden, Lawrence Durrel o Henry Miller han admirado su prosa. Nosotros también nos hemos dejado seducir por ella.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

UNA ENSEÑANZA PÚBLICA DE CALIDAD

Arriamos la vela mayor y hemos izado otra en la que se puede leer el mismo lema que aparece en la fotografía que encabeza esta entrada. No caben justificaciones sólidas para sostener un recorte que dañe la calidad de la enseñanza pública, un lujo, un tesoro para los más necesitados, un logro que no debemos dejar que unos cuantos tiren por la borda haciéndonos creer que es necesario soltar lastre para avanzar: ese lastre es el que nos mantiene a flote e impide que puedan aparecer vías de agua.
No es mi intención arengar a la tripulación, lo que haré es copiar la carta que la mayoría del claustro de nuestro centro apoyó y que les sera remitida a vuestros padres uno de estos días. Leedlo, no haré más comentarios.

CARTA INFORMATIVA DEL CLAUSTRO DE PROFESORES DEL I.E.S. ANTONIO CALVÍN A LA COMUNIDAD EDUCATIVA


la mayoría del Claustro de Profesores del I.E.S. Antonio Calvín de Almagro quiere expresar a los miembros de la comunidad educativa, en especial a los padres y alumnos del centro, su rechazo a las actitudes, declaraciones y decisiones que los responsables educativos vienen adoptando desde el inicio del presente curso. Por medio de esta carta, deseamos explicar cómo y en qué medida nos afectarán los recortes anunciados.


En primer lugar, hemos de mostrar nuestra oposición ante lo que consideramos una manifiesta falta de planificación que ha traído el desconcierto hasta el extremo de que muchos de nuestros compañeros aún desconocen cuál será su destino definitivo; esta improvisación ha obligado a la dirección de nuestro centro a elaborar por tres veces los horarios y la asignación de grupos y niveles, lo cual ha echado por tierra todo el trabajo de organización elaborado desde el paso mes de julio; todo ello desde un vacío legal pues las nuevas instrucciones recibidas, en el momento de redactar este documento, contradicen las órdenes aún vigentes de planificación y ordenación de los centros educativos. Por ello, como ha ocurrido en la mayoría de los institutos de la provincia, nos hemos visto obligados a retrasar el comienzo del curso. En consecuencia, hemos de pedirles disculpas, aunque es evidente que no somos responsables de estas incidencias y que hubiéramos deseado un inicio con normalidad en las fechas previstas.


Una de las primeras medidas adoptadas, como sabemos, es la ampliación de las horas de docencia directa de los profesores de secundaria hasta un total de veinte. Esta imposición se enmarca dentro de un plan de ahorro presupuestario elaborado por la Junta de Comunidades y que alcanza a la Consejería de Educación. Debemos señalar que se trata de una decisión que supone la ruptura de un consenso social que descansaba en la certeza de que la inversión en Educación es la mejor apuesta de futuro para la sociedad, algo irrenunciable que quedaba al margen de las alternativas de poder y las ideologías de los responsables políticos elegidos por los ciudadanos de nuestra comunidad. Para los docentes públicos la confirmación de este revés representa la merma de uno de los derechos básicos, el de una educación de calidad para nuestros jóvenes.


En relación a la imposición de las nuevas condiciones laborales, resulta indispensable desenmascarar el modo en que esta supuesta medida de ahorro ha sido presentada ante la opinión pública. Se ha divulgado la imagen de unos trabajadores que parecen gozar de una posición de privilegio por el hecho de desarrollar su labor en la función pública y se nos pide pequeño esfuerzo, dos horas más de trabajo, a fin de cuentas: un nuevo compromiso en un momento de gran dificultad económica y de precariedad en el empleo fruto de una aguda crisis económica. Pues bien, este falso mensaje, que parece haber calado en buena parte de la opinión pública revela, en primer lugar, un absoluto desconocimiento de la labor docente y oculta deliberadamente todo un amplio conjunto de tareas que todos y cada uno de nosotros desarrollamos dentro y fuera de nuestros centros de trabajo; tareas tan importantes, o más, que las que desarrollamos dentro de las aulas. Vale la pena recordar que un docente no sólo imparte clases, su labor es mucho más exigente y diversa: la preparación de las asignaturas, la corrección de trabajos y pruebas, las reuniones con padres y alumnos, la preparación de actividades extraescolares, las sesiones de evaluación, las guardias, la coordinación con el restos de los profesores, las reuniones de los Departamentos didácticos o los cursos de formación, entre otras actividades, son tareas esenciales en el desempeño de nuestra labor. Faltan a la verdad y al respeto debido a este colectivo aquellos que reducen o ignoran su verdadero papel. El horario de los profesores ha permanecido invariable y quedó establecido en 35 horas y media semanales, como el resto de los empleados públicos.


Lo que más lamentamos de las negativas consecuencias que acarrean estas decisiones es la pérdida de un elevado número de empleos, ya que el recorte de las plantillas condena al paro a los compañeros interinos, una situación tristemente contradictoria cuando uno de los principales objetivos económicos es la reducción del desempleo. Afortunadamente para nuestro centro la reducción será mínima con respecto al curso pasado; pero distinta será la situación de otros muchos institutos de nuestra comunidad, que habrán perdido un total de un 10% de su plantilla. Además, el ajuste obligará a muchos de ellos a impartir la formación de materias de las que no son especialistas, lo que lógicamente conllevará una pérdida en la calidad formativa que acabarán sufriendo nuestros alumnos.


Debemos insistir en que la resolución tomada por la Consejería de Educación se ha impuesto sin haber sido consultada, ni mucho menos consensuada, con nuestros representantes sindicales, y a espaldas de la comunidad educativa, sin contar con el respaldo del Consejo Escolar de la Comunidad (en el que los padres están representados) ni con el asesoramiento de los especialistas en materia de educación.


Finalmente, por obvio que parezca, queremos disipar cualquier duda sobre nuestro compromiso y dedicación profesional: vamos a redoblar nuestros esfuerzos para que la formación de nuestros hijos no acabe siendo una meta cada vez más alejada de nuestras posibilidades.



En Almagro, a 15 de septiembre de 2011.


lunes, 19 de septiembre de 2011

¡BIENVENIDOS A BORDO!




El capitán de esta nave os desea una venturosa singladura. Estas son las primeras notas que escribo en mi cuaderno de bitácora y quiero expresaros mi deseo de que este viaje sea felizmente inolvidable.
Quiero confesaros que, hace sólo unos días, al desplegar las cartas de navegación, volví a experimentar la zozobra que provocan en mí los días previos a la partida. He revisado los mapas y he vuelto a recorrer la vastedad del océano que debemos transitar, la lejanía que nos separa de los remotos lugares que habremos de alcanzar; rememoré los peligros que nos acechan y que tuvimos que sortear los años pasados... Sin embargo, al mirar los rostros de la nueva tripulación, al preguntar por cada uno de vosotros, el ánimo volvió a mí y descubrí en vuestros rostros la osadía, la audacia y la valentía quizá perdida hace años, cuando me embarcaba con ese ansia por conocer lenguas, culturas y paisajes desconocidos.
Como el viento que impulsa el velamen, este nuevo astrolabio digital que llevamos a bordo nos ayudará en nuestra travesía y estoy convencido de que será un instrumento indispensable para no errar e ir a la deriva.
Dejadme gritar: ¡todos a bordo! ¡Levad anclas! ¡Arriad las velas! ¡Que los céfiros nos sean propicios!